domingo, 24 de agosto de 2014

Derrota del Estado Islámico pasa por Siria


Ya comienza a formarse un estado de opinión para justificar una intervención de EE UU en Siria, bajo la justificación de acabar con el Estado Islámico. Debemos estar atentos a estas maniobras.


Imagen de un vídeo de propaganda del Estado Islámico. / AFP

Después de dos semanas de bombardeos en el norte de Irak y el asesinato "televisado" del periodista James Foley, hay consenso en EE UU sobre la terrible amenaza que supone el grupo yihadista Estado Islámico (EI), y que su derrota pasa por Siria, un territorio hasta ahora tabú para Washington.

El Gobierno estadounidense, que condena el régimen de Bachar el-Asad, se ha negado durante meses a combatir a los islamistas radicales en suelo sirio, entre otras cosas por la guerra civil que vive ese país desde marzo de 2011, y que tiene enfrentados a Damasco y al EI, entre otros grupos opositores.

Sin embargo, la fuerte irrupción del grupo yihadista en el Kurdistán, clave para los intereses estadounidenses, llevó a la Administración Obama a tomar cartas en el asunto, y a atacar de manera selectiva sus posiciones en suelo iraquí con la venia de Bagdad.

Muchos se preguntan a estas alturas por qué la Casa Blanca no intervino con anterioridad en Siria para atajar el fortalecimiento de los islamistas radicales, pero según coinciden los analistas, a Bagdad y Damasco les separan demasiadas circunstancias. "Siria es un caos con señores de la guerra, tribus, etcétera, que luchan en múltiples matanzas y conflictos. El-Asad es esencialmente ahora un señor de la guerra, no un presidente. Siria es más difuso y los efectos de una intervención son más difíciles de juzgar", explica el profesor Paul Sullivan, de la Universidad de Georgetown. Sin embargo, "Irak tiene bloques poderosos con los kurdos, los chiítas y los jeques suníes que pueden luchar contra EI de una forma más sólida. Bagdad es un desastre político, pero es más coherente que Damasco", agrega.

Un poder imprevisto
 
Lo que no esperaba Washington es que la sofisticación, la financiación y el poder del Estado Islámico llegaran tan lejos, como demostró esta semana con la decapitación filmada de Foley y las reiteradas amenazas de acabar con los rehenes que tienen en su poder si Estados Unidos no detiene su ofensiva aérea.

Max Gross, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad de Georgetown, explica que los bombardeos responden a "una situación muy específica", como la persecución que han sufrido yazidíes y cristianos en la zona y el riesgo que supone perder el control de la estratégica presa de Mosul, pero advierte de que los últimos acontecimientos pueden revelar otros objetivos estadounidenses que no han sido hechos públicos aún. "Teniendo en cuenta la operación fallida de las Fuerzas Especiales en Siria a principios de este verano (para rescatar a Foley) de la que supimos estos días, es posible que EE UU esté haciendo más en Siria de lo que se sabe", señala Gross. "El factor sorpresa -agrega- es importante en la conducción de las operaciones militares exitosas (por desgracia ésta no parece haber tenido éxito), pero no podría conseguirse si todo el mundo sabe acerca de ello de antemano".

Un antes y un después
 
En este sentido, el especialista en Oriente Próximo de la American University Robert Goldman aventura que puede haber un antes y un después en la estrategia estadounidense tras el asesinato del periodista, y cree que el Gobierno de Barack Obama puede endurecer su estrategia para acabar con EI.

"Están increíblemente bien preparados, bien financiados (...) y su capacidad de acción es tremendamente superior a lo que hemos visto hasta ahora. Sospecho que tras el asesinato de Foley EE UU irá ahora tras sus líderes", asegura Goldman. Ello supondría necesariamente tomar medidas en suelo sirio, donde el EI se ha hecho fuerte.

El vídeo difundido por los yihadistas en el que decapitan al periodista, al que tenían cautivo en Siria desde 2012, ha conmocionado a la opinión pública y a la clase política en el país, y lejos de hacer concesiones, el Pentágono ha continuado con sus bombardeos y Obama ha dicho que serán "implacables". "Tienen que ser derrotados", ha asegurado el jefe del Pentágono, Chuck Hagel, quien ha confesado que el mundo no se ha enfrentado antes a una amenaza del calado del Estado Islámico, pero ha insistido de nuevo en que la solución no pasa únicamente por las acciones militares de Estados Unidos, sino por un proceso de integración en los países musulmanes, entre los que Siria juega también un papel fundamental.

Tomado de http://www.lavozdigital.es

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