viernes, 29 de noviembre de 2013

Los españoles no confían en la justicia

Los españoles no confían en la justicia

Según un reciente estudio de Eurobarómetro elaborado por la Comisión Europea, la mayor parte de los españoles no tiene confianza en el sistema judicial nacional y consideran que el Estado tolera la corrupción y no lucha efectivamente contra ella.

Algo se ha roto en España. Para ser más exactos, el 64 % de los españoles actualmente no confía en los tribunales, según el estudio de Eurobarómetro que publica El Periódico de Catalunya. Este dato contrasta con la media de la Unión Europea que se sitúa en el 43 %.

La desconfianza de los españoles en los jueces coincide con el hecho de que el 83 % de los ciudadanos del país está convencido de que las autoridades no luchan debidamente contra la corrupción. Se trata también de un porcentaje mucho más elevado que la media de los ciudadanos europeos.

El 72 % de los españoles creen asimismo que las leyes no se aplican ni se hacen cumplir de forma efectiva y el 85 % piensan que las leyes se aplican de forma discriminatoria y sin respetar la igualdad de los ciudadanos. Las medias europeas son en estos casos también más bajas: el 52 % de los europeos piensa que las leyes no se respetan de forma efectiva en sus países y el 58 % de los europeos cree que se aplican de forma discriminatoria.

La percepción de la corrupción en España se desborda. En un reciente barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas un 17 % de los encuestados señalaba la corrupción como el principal problema de España por primera vez desde 1996. No se había visto un porcentaje tan alto desde la época del primer ministro socialista Felipe González, que perdió el poder precisamente a causa de los grandes escándalos de corrupción revelados por la prensa nacional.

La explicación de ese fenómeno actual radica en decenas de escándalos de corrupción que implican importantes políticos, hombres de estado y empresarios. “En un contexto de crisis, todos esos casos provocan en la sociedad una concienciación mayor del problema de la corrupción y sus efectos. Por fin, nos empezamos a dar cuenta de que no es un simple delito, sino que sus efectos tienen una relación directa con la situación económica y que, por tanto, afecta personalmente a los ciudadanos”, dijo al diario La Vanguardia Nicolás Rodríguez, director del máster en Corrupción y Estado de Derecho de la Universidad de Salamanca.

La excesiva difusión de los billetes de quinientos euros en España es un síntoma inconfundible de la buena salud de la corrupción, la economía sumergida y el blanqueo de capitales. Los investigadores policiales perciben cómo el dinero negro y el dinero sucio concentran cada vez más sus actividades en el billete más valioso de la zona Euro. Ya se ha dado el caso de atrapar en el aeropuerto de El Prat de Barcelona un avión privado con 5,5 millones de euros en su interior con destino a Canadá.

A pesar de que el número de billetes de quinientos euros en circulación ha disminuido recientemente en España, ha aumentado su uso hasta alcanzar un 70 % del total de dinero en circulación en la economía, casi el doble del porcentaje que hay en los países del euro. Y justo cuando la dimensión de la economía española sumergida se cifra en un 24 % del Producto Interior Bruto, un nivel también muy superior al resto de los vecinos europeos de España.

De hecho, al billete de quinientos euros se le conoce en el argot policial como el “Bin Laden”, porque nadie lo ve a pesar de lo mucho que se oye hablar de él. No abundan las explicaciones a cara descubierta sobre las causas de su rampante difusión en España, donde circula una cuarta parte de todos los billetes de este tamaño en la Unión Europea. Se trata de un porcentaje que no es proporcional al peso de la economía española.

Resulta que no son aceptados por los comerciantes en sus transacciones y que no circulan en cajeros automáticos en un país donde se maneja mucho el efectivo, y, sin embargo, su circulación aumenta. El Banco de España se limita a decir que se emite más porque son los bancos quienes lo reclaman para sus clientes. A los expertos policiales en blanqueo de capitales ese fenómeno no resulta ninguna sorpresa, pero sí les sorprende la poca voluntad de las autoridades monetarias para ponerle freno.

“La corrupción en la política es archiconocida, pero hay un delito más grave económicamente y que no está ni perseguido. Cuando una entidad financiera deja dinero para inmobiliaria o bursátil, sabiendo que esta será un fracaso y sabiendo que todos esos millones perdidos serán pagados por los gobiernos cuando rescaten a esas entidades, eso también es un delito que perjudica a las arcas públicas. Este ha sido el problema de España y nadie juzga a esa gente por estos motivos”, opinó un lector de La Vanguardia en un comentario publicado en la página web de ese diario.

Dmitri Makárov

La Voz de Rusia

No hay comentarios:

Publicar un comentario

ShareThis