lunes, 29 de julio de 2013

'No se admiten perros o mexicanos'

Los Republicanos en la cámara de representantes no parecen captar la urgencia que el tema migratorio


Es difícil de creer pero durante décadas hubo letreros en parques, restaurantes y tiendas del suroeste de Estados Unidos que decían: “No se admiten perros ni mexicanos…” La discriminación se extendía también a judíos y afroamericanos. Hoy ya no hay esos letreros. Pero el racismo, la discriminación y la segregación siguen presentes contra los latinos e inmigrantes en este país.

El congresista republicano de Iowa, Steve King -uno de los más fieros oponentes a la reforma migratoria- fue acusado por blogs y organizaciones hispanas de comparar a inmigrantes con perros durante una reunión comunitaria en mayo del 2012. El congresista insiste en que eso no es cierto, que se trata de una campaña de grupos liberales para desacreditarlo y para dividir al país.

Lo único indiscutible es que el congresista utilizó las palabras “inmigrantes” y “perros” en el mismo párrafo. Lo que para él fue un discurso en que “celebraba” la importancia de los inmigrantes legales y la posibilidad de atraer a Estados Unidos a los mejores del mundo, para otros fue un comentario ofensivo y hasta racista. (Aquí está mi entrevista de televisión con el congresista King y el video que generó esta controversia  http://abcn.ws/15fKGBC)

A la defensiva

Desde luego, no ayuda en nada al Partido Republicano el que uno de sus miembros más extremistas y mediáticos tenga que defenderse de este tipo de acusaciones. Los Republicanos deberían estar haciendo noticias por su apoyo a los indocumentados. Pero, en cambio, están a la defensiva por oponerse en la Cámara de Representantes a un plan global –como el aprobado en el Senado- para legalizar a 11 millones y darle un camino a la ciudadanía.

Tampoco ayuda que el congresista King, recientemente, haya insultado a los Dreamers  (estudiantes indocumentados que fueron traídos a Estados Unidos cuando eran niños y que gozan de un enorme apoyo entre los latinos). “Por cada estudiante graduado con honores”, dijo King en una entrevista con el sitio Newsmax, “hay otros 100 que tienen las pantorrillas como melones por llevar cargamentos de mariguana de 75 libras de peso a través del desierto”. Absurdo. No hay absolutamente ninguna base para comparar a estos estudiantes con narcotraficantes.

Los Republicanos en la Cámara de Representantes no parecen captar la urgencia que el tema migratorio tiene en la comunidad hispana. Para los latinos esto es algo personal. El apoyo a una reforma migratoria es, según las encuestas, casi universal entre los hispanos. Y los 16 millones de votantes latinos que participarán en elecciones presidenciales del 2016, sin duda, castigarán al partido que se oponga a esa reforma.

Corrigieron el rumbo

Por un tiempo, la culpa la cargó el presidente Barack Obama por no cumplir una promesa migratoria hecha en el 2008. Pero Obama y el Partido Demócrata ya corrigieron. Y ahora la culpa, claramente, está cayendo en los republicanos y en su líder en la Cámara de Representantes, John Boehner, por su falta de acción.

No aprobar una reforma migratoria –para integrar a millones de inmigrantes a la sociedad- va en contra del principio estadounidense de tratar a todos como iguales. “Todos los hombres fueron creados iguales”, dice su Acta de Independencia.

La legalización sería solo el primer paso para no ser perseguidos en Estados Unidos. Pero falta mucho más. No hay duda que, todavía, hay claras muestras de racismo y discriminación en contra de los latinos en este país.

El juicio a Zimmerman

Es curioso que una mayoría de los hispanos encuestados por el Pew Research Center (57%) estén “insatisfechos” con el veredicto que absolvió a George Zimmerman por la muerte del joven afroamericano de 17 años, Trayvon Martin. Esto es sorprendente ya que Zimmerman es hispano –su madre es peruana.

En este caso, los hispanos claramente se pusieron del lado de los afroamericanos y de la víctima, Trayvon Martin. Si algo comparten hispanos y afroamericanos es la percepción de ser discriminados y de que la justicia no se aplica igual para todos.

Comparar a inmigrantes con perros y a estudiantes latinos con narcotraficantes es una clara muestra de prejuicio racial. El problema para el Partido Republicano es que estas comparaciones que le achacan al congresista King no son hechos aislados.

A estos comentarios tan desafortunados hay que sumarle las persecuciones del sheriff Joe Arpaio a indocumentados solo por la forma en que se ven (según las acusaciones del Departamento de Justicia), la negativa de la gobernadora de Arizona de dar licencias de conducir a los dreamers, la propuesta de su candidato presidencial Mitt Romney de “autodeportar” a millones de inmigrantes y, la última, la negativa del líder republicano John Boehner de poner a votación la reforma migratoria en la Cámara de Representantes.

Es decir, el Partido Republicano tiene un enorme problema con la comunidad latina y a menos que deje atrás el asunto de la reforma migratoria, están condenados a perder elección tras elección. No, ya no hay letreros que prohíben la entrada de perros e inmigrantes a muchos lugares en Estados Unidos. Pero varios miembros del Partido Republicano insisten en mantener la puerta cerrada.

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