martes, 25 de junio de 2013

Snowden fugitivo común o político.



En una reciente actividad que tuvo lugar el sábado 22 de junio, Nancy Pelosi, quien preside la Minoría en la Cámara de Representante de Estados Unidos de Norteamérica, fue abucheada cuando intentó justificar la vigilancia de ciudadanos estadounidenses por la Agencia Nacional de Seguridad.

En una conferencia que tiene lugar anualmente en San Francisco, llamada Netroots Nation (Raíces de la Nación), muchos de los concurrentes se enfrentaron verbalmente a la Congresista Demócrata.

El sistema de vigilancia actual, implementado en épocas del Presidente George W. Bush fue criticado por el actual Presidente Obama durante sus campañas cuando aspiraba a la Presidencia del país. 

El 17 de setiembre del 2006, en época del Presidente Bush, la Jueza de Distrito Anna Diggs Taylor, dictaminó inconstitucional el procedimiento. Una apelación posterior dejó sin efecto la decisión de la jueza. Desde entonces han existido diversos escándalos alrededor del procedimiento que supone espiar a gente no ciudadana o a grupos donde al menos uno de los integrantes no fuese ciudadano estadounidense.

Nancy Pelosi, intentó explicar que el programa, tal  y como se aplicaba en el gobierno de Obama, era diferente al implementado durante la Presidencia de George W. Bush. 

En definitiva todo ha sido una farsa.
  
Edward Snowden, un técnico de la Agencia de Seguridad Nacional, de quien ya hicimos comentarios anteriores, se ha convertido en testigo directo del espionaje a ciudadanos estadounidenses y sus las intromisiones en los sistemas de China y otros países, contrario a las declaraciones de los funcionarios de la Casa Blanca. 

Quizás Obama no esté de acuerdo con el procedimiento de vigilancia y hasta es posible que haya sido un tenaz crítico durante su vida previa a la Presidencia y aun en la actualidad, pero una vez nombrado al frente del Estado, los mecanismos del pulpo en que se han convertido los cuerpos de inteligencia, lo envolvieron en sus tentáculos y pronto debió comprender que había que jugar con sus reglas o de algún modo perecer.

Lo importante del escándalo de los últimos días, creado por este técnico con agallas y convicciones sobre las libertades civiles, es que todos nos hemos enterado de lo que ya sabíamos por señales e inferencias diversas, excepto que esta vez nos han mostrado las pruebas.
  
Ahora Washington reclama al fugitivo alegando que ha incumplido con la Ley. Sin embargo Senadores como Rand Paul dice que el señor Snowden no cumplió su juramento con el organismo para el cual trabajaba, pero procedió de acuerdo a la Constitución del país, al denunciar las violaciones ciudadanas y la falta de ética del Estado.  

Para no convertirnos en cómplices de nadie, debemos admitir que todos los Estados violan normas éticas a nombre de la Seguridad Nacional y la mayoría de las veces no acuden a las instancias judiciales que, de acuerdo a las legislaturas y la representatividad, debían dar la aprobación. 

Aun así, muchas veces esas instancias judiciales, la legislatura y el ejecutivo aprueban en silencio la mayoría de estos procedimientos, por temor a exponerse a la pérdida del mandato. 

Ahora nos tocaría preguntar si Snowden ¿es un caso político o un fugitivo común de la justicia estadounidense? 

Para la Agencia de Seguridad Nacional es un caso común o incluso de traición, porque estos aparatos se consideran el Estado y el Estado es la Nación. 

Para el mundo y la ciudadanía estadounidense es un caso político y una muestra de honradez ciudadana. 

Podría acudir a un tribunal de su país, pero cuando uno se enfrenta a un organismo donde ni siquiera los jefes saben a ciencia cierta por dónde anda los acechos, lo mejor es acogerse a un estatus que lo aleje a uno de las garras sutiles y diabólicas de esos engendros. 

La suerte para Snowden en la actualidad es que de algún modo hemos vuelto a un tipo de bipolaridad o multipolaridad o algo por el estilo y a Estados Unidos tiene algunos contestatarios que le ponen  cierta disciplina, como los chinos por ejemplo, la impredecible Rusia y las correlaciones de fuerza surgidas en Latinoamérica y el Caribe. 

En el fondo Snowden es un símbolo de la libertad de expresión, al defender que ninguna persona debe ser objeto indiscriminado de vigilancia y que ningún organismo puede impunemente acceder a todos los rincones de las actividades personales, avalado sólo por la fuerza que le confiere manejar en clandestinidad los hilos de un Estado. 

A nombre de la libertad de expresión y la privacidad, algún país le concederá asilo y puerto seguro a Snowden, aunque el país receptor, cualquiera que este sea, sabe que ellos tampoco cumplen con los requisitos ideales de respeto ciudadano.

La diferencia de esos Estados con Washington es que ninguno de ellos impone sus políticas fuera de sus fronteras, lo cual no excluye el uso legítimo de la palabra y el razonamiento. El mundo en general, a nivel de Estado, se ha hecho más moderado cuando se trata de convencer al vecino o de hacer nuevas alianzas, excepto Estados Unidos que aun conserva la mala maña de la zanahoria y el garrote.

Parece que Snowden se va a Ecuador. Es un buen sitio. El más moderado, organizado y quizás prometedor como ejemplo en la búsqueda de nuevos rumbos. 

Cuba y Venezuela no les conviene un huésped de esta naturaleza. Ya tienen muchos problemas con el Tío Sam. Sobre todo Cuba, a quien el Coloso del Norte no le perdona que hay logrado subsistir por más de cincuenta años, aunque hayan sido entre atisbos, errores y casualidades. 
Así lo veo y así lo cuento. 

Sería bueno que quienes así lo ven también hablen de estos asuntos.

Lorenzo Gonzalo, periodista cubano residente en EE.UU., Subdirector de Radio Miami.

Enviado por el autor a: Martianos-Hermes-Cubainformación

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