martes, 28 de agosto de 2012

Proyectos de científicos de EEUU sobre clima pueden convertirse en arma

El físico norteamericano Rob Wood ideó cómo salvar a la humanidad del calentamiento global. Es suficiente, simplemente, asevera, crear nubes de agua salada de mar para que reflejen la radiación cósmica al espacio.

Sin embargo, los expertos rusos afirman que esta iniciativa está condenada al fracaso, es peligrosa e ineficaz.
Una nube de agua de mar va a deshacerse sin falta en una lluvia salada, destruirá gran cantidad de vegetación y hará inservible para la vida el agua dulce de los embalses. Después de tales precipitaciones suelen formarse desiertos sin vida. Los adversarios de las nubes artificiales están convencidos de que tales tecnologías pueden convertirse en arma climática. Por ejemplo, es posible originar inundaciones artificiales que destruyan ciudades enteras. En teoría se puede realizar tal variante apocalíptica. En particular porque el hombre sabe ya “dirigir” el tiempo, pero no a escala global, puntualiza Vladímir Chuprov, directivo de la sección energética de Green Peace de Rusia.
—Es posible regular lluvias. Cuando se acercaba a Moscú una nube radiactiva tras la avería en la central nuclear de Chernóbyl, se la trató con aerosoles. Las lluvias cayeron en las provincias de Tula y de Gómel. Si seguimos la “pista radiactiva”, veremos que entonces, en 1986, las lluvias no llegaron hasta Moscú.
Pero en la URSS no se creaba nubes sino que se variaba artificialmente el trayecto de su desplazamiento. Ahora no se puede crear nubes, no hay tecnologías al respecto.
Incluso si los científicos pueden crear una nube, quedará disipada al cabo de pocas horas. Y esto quiere decir que no se alcanzará a salvar el planeta del calentamiento global. Tanto menos porque las nubes no están en condiciones de influir cardinalmente en la temperatura de la atmósfera de la Tierra. A guisa de ejemplo Vladímir Chuprov aduce la fortísima erupción del volcán Pinatubo en Filipinas, en 1991. En aquella ocasión se formó una nube de ceniza de ciento veinticinco mil kilómetros cuadrados, igual, pues, a la superficie de Grecia.
—El estudio de los volcanes muestra que ellos forman nubes artificiales que cubren parcialmente el planeta de la radiación y la reflejan al espacio. Peri su efecto es de poca duración. El Pinatubo a inicios de los años noventa produjo la disminución de la temperatura aproximadamente por medio año. Luego todo volvió a su lugar, incluso se aceleró. Esto no puede ofrecer un efecto duradero para cambiar el clima.
Los científicos occidentales han promovido más de una vez proyectos para crear alrededor de la Tierra una faja de lentes gigantes, “basura espacial” o satélites para hacer frente a la radiación solar y sombrear las zonas de sequía. No obstante, nadie hasta la fecha se ha decidido a calcularlas consecuencias de tales proyectos.

sv/mo


La Voz de Rusia

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