viernes, 31 de agosto de 2012

El huracán Isaac, el atentado contra Obama y otros malos augurios

El huracán que acompañó al congreso del Partido Republicano de EEUU, junto con los anuncios de un complot de los oficiales que preparaban el atentado contra el presidente Barack Obama, hizo a los estadounidenses pensar al estilo de China antigua, viendo en dichos acontecimientos un mal augurio, la “voluntad y la ira de los cielos”.

Desastres naturales tienen consecuencias políticas
Aunque habitualmente los norteamericanos no son tan supersticiosos, ahora casi todos los vecinos de la ciudad de Nueva Orleans (estado de Luisiana) ven conexión entre las calamidades naturales y la política. En esta misma ciudad a finales de agosto de 2005 al huracán Katrina le siguió una inundación devastadora que dio lugar a leyendas de que luego cocodrilos flotaban por sus calles devorando a los supervivientes.

Algunos, al estilo oriental, se echaron a hablar sobre la ira de los cielos, pero otros recordaron los planes de la administración de George W. Bush de fortalecer los diques y otra ingeniería civil en torno a esta ciudad única y hermosa, unas precauciones que nunca llegaron a plasmarse porque el dinero fue gastado en la guerra en Irak. Pero es posible que no fuera más que una leyenda semejante a la de los cocodrilos. Sin embargo, lo cierto es que los republicanos perdieron entonces la Casa Blanca, y con su partido (e ideología) empezaron a ocurrir cosas increíbles.

A diferencia de su predecesor, Barack Obama no le resta atención al huracán. Mientras el martes pasado sus rivales republicanos estaban inaugurando su congreso, en el curso del cual Mitt Romney fue declarado candidato a la presidencia de EEUU, Obama estaba haciendo un discurso en el estado de Iowa afirmando que las autoridades estaban preparadas para el huracán unas semanas antes de que llegara.

Hay informaciones que dicen que Obama puede abandonar su campaña electoral por ir a las zonas dañadas por la calamidad. Es posible que entre ellas esté también Nueva Orleans, porque a la ciudad reconstruida le amenaza de nuevo la inundación: el huracán Isaac casi repite la trayectoria del Katrina, trasladándose del Golfo de México hacia el Norte.

Los riesgos políticos son enormes para las dos partes. En el caso de Obama, la amenaza es que, pese a su “preparación anticipada”, las autoridades resulten incapaces de hacer frente a la calamidad. En el caso de los republicanos, si la Administración actual tiene éxito, los electores no se olvidarán de que mientras Obama estaba luchando contra la tormenta, Romney estaba en su convención para declararse candidato para las elecciones.

Tensiones y discrepancias
La cita del Partido Republicano en Tampa, Florida, se discute en todo el país y fuera muy activamente. El asunto meteorológico también está muy presente en los comentarios, aunque Tampa no se encuentra en el epicentro: las lluvias paralizaron una gran parte del país. En un periódico fue publicado un artículo donde se discutía casi en serio si el huracán puede ser el castigo de Dios para los republicanos.

Los comentaristas afirman que la ideología de los republicanos de hoy merece un castigo. Así el Washington Post escribe que “Mitt Romney sigue inhumano”, y el New York Times habla de su propaganda como de una “media verdad”…

Es cierto que los dos periódicos son partidarios de los demócratas y no representan a EEUU en totalidad. Si a base de sus publicaciones hacemos la evaluación de lo que ocurre, se puede sacar la conclusión de que el electorado de los demócratas, que son la clase media, vecinos de ciudades grandes, se preocupa en serio por lo que oyen de los demás, es decir de los republicanos. Por eso la actual lucha electoral se caracteriza por tensiones, intransigencia y discrepancias mayores.

Y precisamente en este momento aparece la extraña noticia sobre el presunto complot para asesinar al inquilino de la Casa Blanca. Se trata de cuatro oficiales del ejército estadounidenses, soldados anarquistas, que adquirieron pistolas, rifles de asalto, explosivos, con tal de hacer estallar varios puntos estratégicos y matar luego al presidente.

Se considera que tales historias producen compasión hacia la víctima potencial del atentado y por eso pueden resultar un truco electoral. Sin embargo, esta noticia no llegó a ser el principal acontecimiento nacional, sea debido al huracán y al congreso republicano o porque queda feo cuando al comandante en jefe le intentan matar sus propios soldados.

Por concluir, diremos que no es la primera vez que la sociedad estadounidense experimenta tanta intolerancia e intransigencia, dividida en dos partes por un abismo apenas superable. Así fue cuando mataron a John y luego a Robert Kennedy. Aquella época se caracterizó por una colisión entre valores de varias generaciones, por manifestaciones masivas, etc. Fue un periodo muy duro para la nación, pero al fin y al cabo EEUU lo superó.

 Dmitri Kósirev, RIA Novosti

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