martes, 28 de febrero de 2012

Los papeles fundamentales de Rusia y Turquía en el tablero de ajedrez geopolítico

Sábado, 25 de febrero de 2012, por Simon Saba, en Analítica.com

Tablero geopolítico

Se le atribuye a la Emperatriz Catalina de Rusia haber afirmado en el siglo XVIII que “Siria era la llave de Rusia”. Y es que entre los 2 imperios, el turco y el ruso, ha habido 11 guerras documentadas, amén de que entre ellos nunca hubo profunda amistad.

Preparándonos para la Tercera Guerra Mundial

Por lógica, los países que se pueden enfrentar repetidamente son los países vecinos, y también los que pueden y deben ser hermanos. Inclusive, hasta en las guerras más feroces, se dan casos donde ciudadanos comunes de ambos bando establecen algún tipo de relación, y hay veces que mientras arde toda la frontera, también está vivo el contrabando de mercancías y personas. Pero ahora, vamos a revisar lo que nos interesa.

Estamos conscientes de que la mayoría de los lectores de estas líneas viven en los países hispanoparlantes de América, para quienes la geopolítica y la historia de Europa, Asia y África parecen como algo remoto, y por lo tanto, no se les presta la debida atención. Sin embargo, entre esos 3 continentes de lo que llamamos “el viejo mundo” vive el 87% de la población mundial, por lo que no debemos menospreciar lo que allá sucede. Y la zona de confluencia de los 3 continentes se da en el Mediterráneo Oriental, o sea, Asia occidental, los Balcanes y el noreste africano (Egipto), que son objeto de este análisis.

La Teoría del Tablero de Ajedrez Geopolítico

Vamos a suponer que hay un planeta con un solo continente perfectamente cuadrado, y todos los países tienen el mismo tamaño, de forma también uniforme y cuadrada, homogeneidad interna plena y heterogeneidad externa, con igualdad de recursos y población. O sea, que los países se presentan como en un tablero de ajedrez. Al igual que en él, cuando los países tengan conflictos, los tendrán con sus posibles vecinos, y formarán alianzas con los países limítrofes de sus vecinos, por aquello de que “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”. Si así fuera al igual que en el tablero de ajedrez, al estallar un conflicto generalizado, las alianzas se formarían entre todos los países blancos contra todos los países negros. Y al igual que en el ajedrez, los conflictos siempre deberían terminar en tablas, salvo que haya un mejor estratega que pueda dar el jaque mate, hasta que se inicie la siguiente partida, pero siempre habría un equilibrio.

Por supuesto, el mundo real dista mucho del tablero de ajedrez. La naturaleza no hizo los continentes homogéneos, lo que ha traído que haya países más grandes, de distintos recursos, distintos niveles de desarrollo, heterogéneos hacia adentro y a veces homogéneos hacia afuera, diversidades étnicas, alianzas económicas y políticas, etc. Es decir, nada que ver con el tablero de ajedrez, pero su ejemplo sirve como modelo de estudio para calcular otras consecuencias.

Rusia, Turquía y Siria

Se le atribuye a la Emperatriz Catalina de Rusia haber afirmado en el siglo XVIII que “Siria era la llave de Rusia”. Y es que entre los 2 imperios, el turco y el ruso, ha habido 11 guerras documentadas, amén de que entre ellos nunca hubo profunda amistad, y largos períodos en los que, sin haber guerra abierta, ha estado presente la rivalidad y la falta de confianza, además de que allí estuvo uno de los frentes principales de la Guerra Fría entre Estados Unidos de América (EEUU) y sus aliados contra la antigua Unión Soviética (URSS).

Entre los dos países se pueden listar los conflictos armados abiertos sucedidos entre el Imperio Otomano y el Imperio ruso (información tomada de la página web de la wikipedia):

1. Guerra ruso-turca (1676-1681).
2. Guerra ruso-turca (1686-1700) parte de la Guerra de la Liga Santa.
3. Guerra ruso-turca (1710-1711).
4. Guerra ruso-turca (1735-1739).
5. Guerra ruso-turca (1768-1774).
6. Guerra ruso-turca (1787-1792).
7. Guerra ruso-turca (1806-1812).
8. Guerra ruso-turca (1828-1829).
9. Guerra ruso-turca (1853-1856), o Guerra de Crimea.
10. Guerra ruso-turca (1877-1878).
11. Guerra ruso-turca (1914-1918) parte de la Primera Guerra Mundial.

Y recordemos que después de 1918 siguieron los conflictos, pero ya con los países del Cáucaso que se terminaron integrando a la URSS, y Turquía atacó también a las fuerzas bolcheviques, por lo que podemos decir que no fueron 11 las guerras, sino 12, tal como se dijo en el trabajo anterior. (Por razones de espacio, solamente se están listando las guerras, sin entrar en el detalle de ninguna). En ese frente hubo otros conflictos que siguieron más allá después del final de la guerra en el occidente europeo el 11/11/1918. En élla, la Rusia zarista ya había ocupado Ardehan y Kars, y tenía la intención de llegar a tener límites con Siria y una salida al Mar Mediterráneo. Entre los tratados, propuestas y cambios de frente se creó la efímera primera República de Armenia, que se planeaba que abarcaría territorios que incluían hasta Trabzón (la antigua Trebisonda), Erzurum y la cuenca del Lago Van, así como se sugirió y borró una nunca concretada república del Kurdistán. Al final, los armenios sufrieron un gran exterminio, reducidos, y casi que tuvieron que suplicar su reincorporación bajo las alas rusas, esta vez en el contexto bolchevique y de la URSS. Los kurdos se mantienen fragmentados entre varios países, pero su principal población sigue dentro de las fronteras turcas.

También después de la Primera Guerra Mundial hubo una gran limpieza étnico-religiosa en Turquía, y todas las minorías del sur anatólico que pudieron escapar de la muerte se refugiaron en Siria, entonces bajo mandato francés. Por algo el 99,7% de la población nativa de Turquía es musulmana, casi todos sunitas. Los cristianos desaparecieron hasta de Antioquía, donde nació el nombre del cristianismo (Hechos de los Apóstoles).

Fíjense que estamos pasando por alto lo sucedido en siglos anteriores en el ámbito ruso, turco y euroasiático en general, en especial desde la invasión de Genghiz Khan que duró 250 años, mientras que Turquía se terminó adueñando de todos los Balcanes, llegando a sitiar Venecia, Viena y ocupar Hungría (en su apogeo, se decía que Turquía era la mitad, y el resto del mundo la otra mitad). En 1516, el gran Imperio Turco miró hacia el sur y conquistó Siria, Iraq y todo el mundo árabe, que estaba aún sin recuperarse de la gran peste bubónica y de las invasiones de Hulagu Khan y Tamerlán. Desde allí empezó un período oscurantista durante toda la ocupación otomana que hundió en el retraso a esas sociedades, que hasta dejaron de usar algo tan básico como la rueda.

En la mayor parte de las guerras y alianzas en todos esos 6 siglos, Francia buscó la alianza o fue aliada de Turquía (si les recuerda algo de la actualidad no es mera coincidencia), y solamente se le enfrentaron cuando Napoleón atacó Egipto y en la Primera Guerra Mudial, volviendo de inmediato a ser amigos, además de haber ocupado Argelia y otras partes del norte africano en el siglo XIX, entonces tierras remotas del ya decadente Imperio otomano, de control real poco efectivo, al mismo tiempo que junto a los ingleses ayudaban a los turcos en la Guerra de Crimea.

Sigamos, y recordemos que al final de la Primera Guerra Mundial, Francia y Gran Bretaña (que en el siglo XIX pasaron a ser aliadas después de siglos de enemistad) se reparten las posesiones árabes otomanas, dividiendo a Siria en 2, quedando el norte en manos francesas y el sur bajo mandato británico. Del norte, para tratar de impedir que Turquía haga alianza con Alemania, o inclusive, los acompañe a ellos en la guerra que se avecinaba, en 1938 le ceden las provincias de Antioquía y Alejandreta (Iskanderún) a Turquía. Al final lograron su neutralidad, y después de la Segunda Guerra Mundial, Turquía entró en la órbita de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). De la parte francesa restante salieron 2 países (Siria y Líbano), y tenían intenciones de formar una tercera, porque al tenerlos divididos, se facilita el control israelí y europeo de los países. De la parte británica surgieron Palestina y Jordania, y a su vez Palestina es compartida con los invasores judíos europeos. Los británicos se quedaron con control directo o indirecto del resto de los países árabes asiáticos, con excepción de la nueva Arabia Saudita, que prefirió ponerse bajo las alas de la naciente super potencia norteamericana. Además dominaron Egipto y Sudán en África. Mientras tanto, Francia controlaba todo el Magreb árabe, con relativamente pequeñas posesiones españolas e italianas.

Después de la Segunda Guerra Mundial

Después de la Segunda Guerra Mundial, donde Turquía descansó y no participó activamente, como ya dijimos, se alió con la OTAN, al igual que su archi-enemiga Grecia, mientras que todo el resto de los Balcanes y Europa central cayó en la órbita soviética. Por su parte, Siria fue dividida y subdividida, formándose Siria, Líbano, Palestina, Jordania e Israel en sus territorios, con todos los conflictos posteriores que se han sucedido, y de los que ha estado pendiente toda la humanidad.

El período que va desde los finales de la Primera Guerra Mundial hasta la Guerra del Canal de Suez de 1956, aproximadamente, fue el único momento en que los rusos (y su versión soviética) no tuvieron alianza o aspiraciones comunes con Siria, que vuelve al redil natural, o sea, “el enemigo de mi enemigo es mi amigo” (Rusia es enemiga de mi enemiga Turquía, por lo tanto, es mi amiga). Ese amistad sirio-rusa viene desde la época zarista, cuando Rusia pasó a ser como una especie de “madre protectora” de todos los cristianos ortodoxos, asumiendo Moscú ese papel desde la caída de Constantinopla y del Imperio Bizantino. A fuerza de cañones, los rusos se ganaron el derecho de proteger a los cristianos e intervenir en la Gran Siria bajo argumento religioso, aunque siguieran esos territorios bajo soberanía otomana. Sin embargo, esa ayuda llegó a tiempo para evitar que el cristianismo desapareciera de las tierras donde nació, pero relativamente tarde en una tierra donde, aún en la época de los califas árabes islámicos, eran mayoría. De ser más de la mitad se redujeron al 10% al final de los 402 años de ocupación otomana. Los seguidores de las otras ramas del islamismo como los chiítas y sus derivados (alawitas, drusos, ismaelitas) también sufrieron una reducción similar bajo el cruel yugo turco. Y no solamente eso, sino que en 402 años la población en general se redujo, a lo que también contribuyeron la pobreza, las pestes y las hambrunas naturales o provocadas.

Aquí solamente estamos hablando del sufrimiento de las minorías religiosas, pero a los musulmanes sunitas tampoco les fue bien, y si no, recordemos lo sucedido con los palestinos, con los alzados contra Turquía en la Península Arábiga, etc., pero a los objetos de este análisis, los obviamos temporalmente por ahora. Pero después de todo, quien es cruel con uno lo es con todos, y muchas veces los úncios beneficiarios son las élites durante una ocupación imperial.

El lugar de Irán

Como se sabe, Irán ocupa el lugar de la antigua Persia. Fueron un imperio importante que también entró en decadencia desde la invasión árabe, pero más rápido aún cuando llegan las invasiones mongolas y turcas como las de Genghiz Khan, Hulagu Khan, Tamerlán, y sus sucesores. Hubo diversas dinastías que gobernaron el país, algunas de origen turco o mongol, y el país tuvo varios ascensos, pero no tenía un gobierno autóctono. También adoptaron la rama chiíta del islam. Pero donde habitan pueblos iranios y que salieron bajo su control está una parte de Pakistán, todo Afganistán, y Tadyikistán, en la época en que los rusos trataban de ganar acceso al océano Índico, mientras los británicos querían llegar al Asia central. Tuvieron guerras contra Turquía, Rusia y Gran Bretaña.

Pero ya en el siglo XX nos interesa que después de la Segunda Guerra Mundial hubo un intento de gobierno nacionalista que fue derrocado por los servicios secrretos de EEUU y los británicos, pasando el Shah de Irán a ser un gobernante férreo, que se alió plenamente con los intereses de occidente, firmando con Turquía e Iraq el Pacto de Baghdad con el objeto de enfrentar abiertamente a la URSS y cualquier cosa que pareciera comunista.

Irán, por sus capacidades, además de una alianza irrestricta con EEUU e Israel, pasó a tener el mayor ejército antisoviético fuera de la OTAN, y los ciudadanos y súbditos de esos países y Gran Bretaña tenían inmunidad casi total, mientras la represión y la pobreza se enseñoreaban con sus propios súbditos.

Vino la Revolución Islámica de 1979, e Irán corta relaciones con capitalistas y comunistas, pasando a denominar a EEUU como “el gran Satán” y a la URSS comunista como “el pequeño Satán”. Iraq, apoyada y armada por occidente y también por la URSS y las monarquías árabes, invade en septiembre de 1980, iniciándose una sangrienta guerra que duró 8 años, dejando a ambos países destruidos y arruinados.

Ya sabemos la historia de lo que terminó sucediendo con la Iraq de Saddam Husein, que invadió Kuwait en 1990, fue expulsado por una coalición de países (donde también participó Siria) en 1991, y fue invadido por EEUU en el año 2003 con el argumento de las armas de destrucción masiva.

La actualidad: posibles alianzas en el conflicto sirio o iraní

A veces, los medios occidentales muestran al gobierno sirio como diplomáticamente aislado, pero cuenta con el apoyo del país más extenso (Rusia) y del más poblado del mundo (China), que no es poca cosa. Luego está la mayor nación musulmana chiíta, Irán.

La mayoría de los gobiernos árabes están conjurados contra Siria e Irán. Rusia no puede dejar caer a ninguno de los dos por razones geoestratégicas. Líbano es el único país que siempre ha apoyado a Siria en este conflicto, y en los últimos días Argelia se ha sumado fuertemente a su lado. Por otro lado, Pakistán ha dado una declaración que puede interpretarse como de “no participación” en una posible guerra. No se prevé que la India tampoco vaya a participar en el conflicto, mientras que China puede dar apoyo diplomático y tal vez material, pero no enviaría tropas.

En la Asamblea General de las Naciones Unidas, cuando se condenó a Siria, Líbano y Argelia se abstuvieron, mientras que Pakistán votó en contra de Siria, así que la situación sigue evolucionando. Armenia y Belorrusia serían aliados automáticos de Rusia y Siria, mientras que Ucrania, entre los problemas económicos, las posibles mejoras con occidente y las tradicionales relaciones con Rusia y Belorrusia, lo más probable es que no participe activamente en el conflicto, pero si le de paso libre a los rusos.

En los Balcanes se está viviendo una situación especial, pero nos interesan los países del Mar Negro (Bulgaria y Rumania), así como Grecia. Son de religión cristiana ortodoxa, y se liberaron del yugo turco gracias a la ayuda rusa, por lo que hay una alianza natural y un enemigo común que se vuelven a repetir. Sin embargo, está presente aún el recuerdo de la era comunista que se asocia a Rusia, y están afiliados a la OTAN, al igual que Turquía y occidente. Sin embargo, tienen graves problemas económicos, y Grecia y Rumania viven grandes conflictos sociales en curso y de resultado impredecible. Es posible que en un conflicto bélico mayor se aceleren los ánimos y los pueblos fuercen un cambio de gobierno, o un cambio en la orientación gubernamental. No creo que se sumen a la guerra, pero si pueden dar derecho de paso a las fuerzas de la OTAN en sus operaciones, y eso puede terminar de molestar a sus pueblos. O sea, la última palabra no está dicha.

Más al sur está Israel, que si Siria llega a caer en manos turcas, ahora ya no van a tener sus fronteras con varios países árabes pequeños y divididos, sino con una gran potencia turca que está en su apogeo económico de 400 años, por lo que tarde o temprano terminarán colisionando, teniendo Israel todas las de perder en un futuro probable. Y después de que un país retoma su camino de conquistas imperiales, es difícil detenerlo, por lo que Turquía puede seguir avanzando hacia el sur, o sea, hacia las monarquías árabes. Puede ser que los mantengan en sus tronos, pero como reyes vasallos o tributarios.

Mientras tanto, la causa palestina desaparecerá de la agenda de prioridades, y en el futuro inmediato Israel tendrá las manos libres para hacer lo que quiera sin ninguna oposición real. Es posible que terminen de concretar una verdadera limpieza étnica sin que los palestinos reciban ninguna solidaridad árabe. 

Recordemos que Israel es enemiga de todos los pueblos árabes (no me estoy refiriendo a los gobiernos, que en su mayoría son sus aliados), y Turquía es enemiga de todos los países vecinos, por lo que Turquía e Israel terminan siendo 2 aliados naturales, y ambos buscan la alianza y amistad con potencias externas a la región, como EEUU, la mayor del mundo.

Pasemos a ver a Iraq, de mayoría chiíta, que al verse aprisionado entre 2 gigantes, la Turquía sunita y la Irán chiíta, y siendo la mayoría de los iraquíes chiítas, puede ser que termine entregándose a la órbita persa (y Saddam habría perdido la guerra).

En el Cáucaso tenemos que Armenia se alineará automáticamente con Rusia, Irán y Siria, a pesar de las ayudas que recibe de occidente. El actual gobierno georgiano tratará de apoyar a occidente, pero por su posición geográfica, no sabemos cómo lo hará. Azerbaiyán, en cambio, se alineará con Turquía y podría ser aprisionado entre Rusia e Irán, dando lugar a otro conflicto mayor si alza mucho el perfil. La mayoría de los países de Asia Central estarán con Rusia o se mantendrán neutrales, sea por gusto o por obligación circunstancial. Recordemos que los países que salieron de la ex-URSS formaron la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC, compuesto por Rusia, Kazajstán, Belorrusia, Kirguistán, Armenia, Tayikistán y Uzbekistán). Rusia y China, entre otros, están también en la Organización de Cooperación de Shanghái.

Para Europa y occidente, después del famoso caso de la Cuestión de Oriente (de mediados del siglo XIX, cuando el auge de Mohammed Ali Basha, y luego con la Guerra de Crimea), terminarán con un nuevo Impeio Turco, pero esta vez no será uno atrasado y decadente, sino fuerte y vigoroso, justamente cuando ellos tienen fuertes problemas económicos.

Y para los árabes en general habrá quedado la lección, que llegará muy tarde, que al estar divididos y con gobiernos trabajando contra sus intereses nacionales y a favor de los foráneos, pueden desaparecer incluso los más serviles a occidente.

La misma lección vale para los latinoamericanos, pero al menos aquí se está llevando el proceso contrario, es decir, los países se están uniendo y aliando.

¿Y si Siria y sus aliados ganan?

Dependiendo del escenario en que se de esa “victoria”, el liderazgo sirio pasaría a ser un centro de referencia e inspiración, que a su vez le haría de contrapeso al islamismo radical promovido por las monarquías árabes y Turquía, con el visto bueno de Israel y occidente.

Pero repetimos, depende del escenario en que se de. Si la situación no llega al caso de una guerra abierta, de frente fronterizo, sino que el gobierno sirio se impone a los grupos “rebeldes” de manera rápida, entonces la victoria sería contundente. Pero puede darse otro escenario, que sabiendo que los rebeldes no tienen ninguna opción de triunfo militar, los países aliados de occidente y las monarquías árabes sigan con los suministros para poder causar el mayor daño posible al país, que obtendría una victoria pírrica, porque saldría agotado. Creo que éste es el escenario más probable de todos los vistos aquí, pero si bien Siria saldría muy perjudicada, Rusia se posicionaría como una potencia mundial de referencia, no solamente en poderío atómico, sino hasta político, y junto a China e Irán formarían un bloque que liderará otros países del mundo.

En cualquiera de los 2 escenarios la otra perdedora sería Turquía, en especial con el problema kurdo. Eso sí, recuerden que ninguna de las guerras previstas ni la conspiración-rebelión de Siria se puede dar sin la participación crucial de Turquía.

Y si se llega a una guerra abierta, en todos los frentes, en el Mar Negro, en el Mediterráneo y en el Golfo Pérsico, el resultado sería impredecible, pero todos saldrían perjudicados. Esperemos que no se llegue a dar este escenario.

Al final, una reflexión: si en vez de pensar en cómo pelear, se sentaran a conversar y en cómo hacer para mejorar las relaciones económicas, políticas, sociales y culturales, ¿el mundo no sería más agradable? No haría falta hacer ningún análisis de guerras ni gastar tanto dinero en destrucción. Parafraseando a los hippies, “hagan el comercio y no hagan la guerra”.

(*) Economista, M.Sc.
ssaba@hotmail.com

 

1 comentario:

  1. Que super chevere esta WEB... MUCHAS GRACIAS PERCY excelente tu trabajo.
    Saludos desde el Ecuador!!

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