martes, 15 de enero de 2013

Comienza juicio contra la pareja que entregó a Rusia información de UE y OTAN

En prisión preventiva desde entonces, ambos guardan absoluto mutismo y no se espera que hagan declaración alguna en el proceso, en el que se les acusa de suministrar al SWR cientos de documentos secretos y confidenciales.

Los acusados no quisieron ni tan siquiera revelar hoy su identidad real ante los jueces de Stuttgart al comenzar el juicio, en uno de los casos de espionaje mas espectaculares desde el final de la Guerra Fría.

La pareja, infiltrada desde Moscú con documentación austríaca falsa, se afincó en Alemania, el como ingeniero y ella como ama de casa, a finales de los años 80 cuando aun existía la Unión Soviética y no había caído el Muro de Berlín.

Su misión desde entonces fue "recabar información sobre la estrategia política y militar de la Unión Europea y la Alianza Atlántica", señala el pliego de acusación elaborado por la fiscalía local.

Tras residir primero en Marburg, en el céntrico estado alemán de Hesse, se trasladaron finalmente a Balingen, en el sureño de Baden-Württemberg, donde en otoño de 2011 un comando de la unidad antiterrorista GSG-9 asaltó su vivienda y detuvo a la mujer cuando se encontraba en contacto por radio con su oficial en Moscú.

Los presuntos espías consiguieron incluso reclutar a un diplomático holandés, desenmascarado y detenido en marzo de 2012, que trabajaba en el ministerio de Exteriores de su país y les suministraba información secreta.

La pareja es defendida por el abogado muniqués Horst-Dieter Pötschke, conocido en Alemania por ser un especialista en casos de espionaje con una larga lista de clientes de la Stasi, los servicios secretos de la extinta Alemania comunista, y el KGB.

Su cliente mas famoso fue Günter Guillaume, el agente que la Stasi consiguió infiltrar a principios de los años 70 como secretario personal del entonces canciller alemán Willy Brandt y cuya detención obligó a dimitir al legendario líder socialdemócrata.

Pötschke duda de que los fiscales puedan llegar a probar la acusación contra la pareja de espionaje grave que conlleva una pena de hasta 10 años de cárcel, entre otras cosas porque en ningún momento llegaron a contar con cargos relevantes y los daños causados para Alemania podrían ser menores.

Andreas Anschlag trabajó durante toda su estancia en Alemania como ingeniero en varias empresas de suministro de piezas para automóviles, un empleo muy poco sospechoso, mientras su esposa Heidrun se encargaba de las labores del hogar y del cuidado de la hija común.

Esta última, estudiante de medicina, desconocía completamente las actividades reales de sus progenitores, según la investigación, y desea quedarse en Alemania, donde ha nacido y crecido.

Sus padres, en cambio, esperan que Moscú y Berlín negocien algún tipo de intercambio discreto una vez finalizado el juicio y comenzado el eventual cumplimiento de una condena, como otros que en el pasado negoció su abogado Horst-Dieter Pötschke.

EFE

Tomado de  http://rusiahoy.com

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